domingo, 16 de marzo de 2008

Texto 1. EL TALLER DE HISTORIA EN EL AULA

Isabel Boj i Cullell Núria Castellano i Solé Eva Poblador Relancio Schola Didilctica Activa, S.L. Barcelona


El taller de historia es un recurso pedagógico, una actividad experimental, que nace fuera de los centros docentes, en empresas y museos, para complementar la tarea diaria en las aulas. El taller tiene objetivos de contenidos, pero sobre todo conlleva un compendio de procedimientos que los maestros y profesores no pueden crear por falta de laboratorio de ciencias sociales. Empresas como la nuestra se han especializado en la creación y realización de estas activida­des que tienen por objetivo construir el conocimiento a través del pensamiento crítico y la experiencia.

Palabras clave: taller, recursos de ciencias sociales, estrategias de aprendizaje o procedimientos, materiales de ciencias sociales, construcción del conocimiento.

The History workshop in the classroom
The History workshop ís a pedagogic resource, an experimental activity that is born outside of our teaching centres, in companies and museums so as to add to the daíly tasks ín the cIassroom. The workshop has content objectives but above all it carríes a compendium of procedures that the teachers cannot create due to a lack of a social science laboratory. Companies such as ours have specialized in the creation and carrying out of these actívítíes that have os their aim the building of knowledge through crítícal thought and experience.

Keywords: workshop, social science resources, learning strategíes or procedu­res, social science material, building knowledge.

Se ha escrito mucho sobre la necesidad de renovar la didáctica de las ciencias sociales con la incorporación de nuevas estrategias de aprendi­zaje y nuevos recursos. Para ello son necesarios cambios en las dinámicas metodológicas desarrolladas en las aulas, una reflexión profunda sobre la necesidad real de conocer el pasado y la creación de nuevos recursos que permitan un acercamiento atractivo y motivador a la historia y de patri­monio. En este artículo nos centraremos en este último punto, es decir, en los recursos didácticos de las ciencias sociales y especifica mente en los talleres como actividades experimentales que concentran conjuntos de procedimientos y que requieren distintos tipos de materiales.
En los centros docentes de nuestro país no existen «laboratorios de ciencias sociales» que dispongan de diferentes recursos que permi­tan a los profesionales docentes combinar las clases «tradicionales» magistrocéntricas con sesiones dinámicas en las que el trabajo de los alumnos tenga protagonismo. Eventualmente se hacen trabajos en gru­po en los que se busca y se interpreta información conjuntamente, se proyecta una película o se hace una excursión para romper la rutina. En relación a los talleres de ciencias sociales, reúnen una serie de estrate­gias de aprendizaje y materiales, que no suelen ser utilizados de forma combinada y complementaria en las aulas. Por este motivo, la realiza­ción de un taller en el aula, de un centro escolar, es un epifenómeno en el conjunto de actividades que se desarrollan durante el curso escolar, ya que no sólo no se dispone de suficientes recursos, sino que apremia la prioridad de acabar el temario.
La situación actual de la enseñanza de las ciencias sociales es está­tica y desde la administración no se destinan esfuerzos a mejorarla. No sólo no se valora la importancia social de los conocimientos relacionados con el pasado, sino que no se apuesta por el trabajo dinámico, por el des­cubrimiento, por el protagonismo del alumnado, en definitiva, no se pre­tende una enseñanza constructiva. Ahora bien, ello no significa que para la mayoría de los docentes la idea no sea atractiva. Nadie discute la efi­cacia del desarrollo de determinados procedimientos como la observación, la manipulación, la experimentación en ciencias sociales, pero existen numerosos impedimentos para que sean los propios profesionales los que preparen este tipo de actividades. Por ello, ahora más que nunca, los do­centes buscan estructuras empresariales y museísticas que les propor­cionen el aire fresco que se hace cada vez más necesario en las aulas.
Para dar un dato definitivo, Schola. Didáctica Activa, S.L, empresa que se dedica a la didáctica de las ciencias sociales desde el año 1990, y que crea y realiza talleres en escuelas e institutos y en contextos mu­seográficos tiene un crecimiento anual de un 30% Y en este curso 2003-2004 ha llegado a realizar casi 2.000 talleres de ciencias sociales en Cataluña y Andorra.
¿Qué importancia tiene este dato? Está claro que existe una de­manda creciente de actividades que rompan con la dinámica tradicional de las clases y que constituyan un recurso novedoso, motivador y efec­tivo para el aprendizaje. No es menos cierto que el conjunto de docen­tes no tiene tiempo ni posibilidades materiales ni económicas para preparar estas actividades. En consecuencia, los profesionales de la di­dáctica estamos asumiendo la tarea de crear talleres y recursos que fa­ciliten y complementen la tarea de los docentes en las aulas y que estimulen el interés y la motivación por la historia.

La estructura del taller de historia
Empecemos por explicar qué es, según nuestro criterio, un taller didác­tico de ciencias sociales. En primer lugar, un taller es una experiencia didáctica que tiene por finalidad la construcción del conocimiento por parte del alumnado. Ello se consigue a través de la utilización del méto­do científico. No se pretende que los alumnos sean investigadores, sino que se les facilitan algunas de las estrategias de conocimiento que los historiadores utilizan. Fundamentalmente el método científico parte del planteamiento de una pregunta, la formulación de una hipótesis, el de­sarrollo de una investigación a partir de fuentes primarias y secunda­rias que puede o no incluir un trabajo de reproducción, y la exposición de unas conclusiones. Los talleres repiten ese mismo esquema que se desarrolla a partir de cuatro bloques de trabajo (cuadro 1).

Un taller se puede realizar antes, durante o después de tratar un tema. En función de los conocimientos que tengan los alumnos variará el tratamiento de los contenidos, por tanto todo lo que explicaremos a continuación está supeditado al interés del docente.
Se pueden realizar talleres con alumnos de todas las edades, el modelo que exponemos a continuación se lleva acabo con alumnos des­de ciclo medio de educación primaria hasta alumnos de bachillerato, teniendo en cuenta que, tanto los contenidos como los procedimientos se adaptarán siempre al nivel de los alumnos. En este sentido cabe re­marcar que para los miembros del equipo didáctico de Schola. Didáctica Activa, un taller no es una actividad cerrada sino que se adapta siempre a los requerimientos del profesorado.

Antes de empezar el taller es necesario exponer la temática que éste tratará para intercambiar impresiones con los alumnos acerca de los conceptos o hechos a tratar.

Partimos de unos conceptos generales que nos servirán a la hora de abordar especificidades. Éste primer contacto se realiza a través de una proyección de diapositivas o powerpoint. Las imágenes facilitan la evocación de preconceptos relacionados con el tema del taller. Una vez realizada esta primera in­troducción y vistos los co­nocimientos que se tienen, se proceden a plantear las preguntas a partir de las cuales se realizará la inves­tigación y el método de trabajo que se empleará.
Esta primera parte de­be ser muy motivadora, debe quedar claro que el protagonismo es de los alumnos, son ellos los que van a descubrir una serie de conocimientos y lo ha­rán por sus medios a través de los recursos que les pro­porcionaremos. Le damos importancia al trabajo ex­plicando que realizarán una tarea muy parecida a la que realizan los in­vestigadores con materiales idénticos a los auténticos


Cuadro 1.
METODOLOGIA
ESTRATEGIA
Captación de preconceptos



Trabajo de investigación en grupos



Interpretación

Planteamiento de preguntas.
Generación de hipótesis.



Lectura de documentos.
Manipulación de materiales.
Observación de materiales


Experimentación.
Exposición de conclusiones.

















Hay que organizar cuatro grupos en el aula
Apostamos por el trabajo en grupo porque obliga a los alumnos a esforzarse en la convivencia, a dialogar y debatir y unir esfuerzos con­juntamente, les permite exponer distintos puntos de vista e interpreta­ciones y la suma de todo ello enriquece el trabajo.
Cada grupo se ocupará de un aspecto concreto. Este trabajo se suele realizar con documentación adaptada. El procedimiento, por tan­to, es la lectura y comprensión de textos. Ya que se trata de un procedi­miento poco atractivo para los alumnos, vinculamos el contenido del documento con material de diferente índole (maquetas, objetos, imá­genes, puzzles). La lectura facilita o permite el montaje o la manipu­lación de los objetos. En resumen, la lectura de fuentes documentales adaptadas, ya sean primarias o secundarias, va acompañada de la mani­pulación de materiales didácticos que no pueden ser comprendidos sin la previa lectura del documento. De esta manera la lectura se convierte en algo útil, justificable ante los alumnos que comprenden la necesidad de buscar información en fuentes históricas.
El trabajo de manipulación de objetos siempre resulta muy atracti­vo, especialmente cuando se trata de descubrir aspectos cotidianos a los que normalmente los alumnos no están acostumbrados a enfrentarse. En esta parte del taller, una vez trabajadas las fuentes documen­tales, se pasa a plasmar en un cuaderno de trabajo el resultado de la manipulación, la observación y el análisis de los objetos manipulados.
Dado que el término taller describe una actividad manual, se puede pensar que todo taller incluye una actividad práctica, es decir, la realización de una tarea propia de otro tiempo. Sin embargo esta posi­bilidad no es prioritaria. Por ejemplo, en los talleres de prehistoria, la elaboración de instrumentos de piedra es de gran ayuda para entender el nacimiento de la tecnología, en cambio no es imprescindible realizar un mosaico para entender cómo vivían los romanos. Según la temática que trate el taller y su finalidad, se realizará o no una actividad práctica. En este sentido existen muchas experiencias llamadas “taller” que desarrollan solamente una actividad práctica. Según nuestro criterio la reproducción de actividades propias de otro período histórico sin expli­cación ni investigación previa puede convertirse en una experiencia vacía de contenido y obsoleta.

En un taller es tan importante el trabajo de investigación como la exposición de las conclusiones del trabajo de cada grupo

La exposición no es la parte que resulta más atractiva para los alum­nos puesto que provoca tensión, requiere atención y tiempo durante el cual los alumnos que no exponen han de escuchar a sus compañeros. Sin embargo, la exposición conjunta de todos los miembros del grupo es alta­mente enriquecedora porque en ella, no sólo se explican los aprendizajes, sino que se plantean dudas al mismo tiempo que aparecen contenidos no previstos. El hecho de que cada grupo trate sólo un aspecto concreto ha­ce necesaria la exposición de todos los grupos, por lo que los alumnos de­ben estar atentos a las explicaciones de los compañeros para obtener toda la información. En este sentido el trabajo del moderador (monitor o didacta, maestro o profesor) es fundamental para dirigir y ordenar el dis­curso de los alumnos. En la exposición es donde se percibe la apropiación de los contenidos por parte de los alumnos y el esfuerzo para compartir lo aprendido con el resto de los compañeros. Al mismo tiempo esta parte del taller permite la evaluación del trabajo individual y colectivo.

Duración y Necesidades Materiales.

El taller que acabamos de exponer tiene una duración de entre tres y cuatro horas. En nuestro caso se destina toda una mañana, aunque es posible repartir el tiempo de otra manera.
La realización de un taller de ciencias sociales no requiere una in­fraestructura especial, puesto que todos los centros docentes disponen de salas de audiovisuales para la primera parte y la misma aula sirve pa­ra el desarrollo del resto de la actividad, siempre que se puedan mover las mesas para la realización de los grupos de trabajo.

Cuadro 2. Recursos en los Talleres de Ciencias Sociales

Materiales documentales
· Facsímil.
· Fuente documental primaria.
· Fuente documental secundaria.
· Material fotográfico.
· Dibujo.
Materiales para la presentación temática
· Audiovisuales:
Diapositiva.
Powerpoint.
· Visuales:
Mural.
Guiñol.
Disfraces.
Imágenes plastificadas.


Materiales para la investigación
· Maquetas:
Maquetas estáticas.
Maquetas para construir.
Maquetas para construir en partes con mobiliario. Objetos:
Réplicas prehistóricas o antiguas.
Objetos actuales.
Antigüedades.
Instrumentos musicales.

Materiales visuales
· Puzzles.
· Murales o composiciones visuales.


















En la preparación de un taller se requieren diferentes recursos tanto materiales como documentales. Los recursos documentales no su­ponen un problema ya que se suelen tener al alcance en publicaciones o en Internet. No es estrictamente necesario que sea documentación pri­maria, pero es recomendable, tanto por su valor histórico como por las formas de expresión y el lenguaje propio de la época. Excepto para los alumnos de bachillerato, los documentos siempre requieren una adap­tación que los haga comprensibles.
La mayoría de los recursos necesarios en la preparación del taller (cuadro 2) son difíciles de encontrar, especialmente en el caso de las maquetas. Por otro lado, en el supuesto que se consigan estos materia­les nos encontraremos que no están pensados para ser utilizados en centros escolares.
Los talleres de ciencias sociales tienen distintos potenciales educativos:

· Potenciales relacionados con la percepción del pasado,
· Potenciales relacionados con el tratamiento de los conceptos de ciencias sociales,
· Potenciales relacionados con los procedimientos,
· Potenciales relacionados con la actitud y el que hacer de los alumnos en el aula.

Los alumnos suelen llevarse un buen recuerdo del taller, ya que el sólo hecho de romper la rutina les provoca cierta alegría, pero lo más impor­tante es que descubren que pueden pasárselo bien con el pasado. Descu­bren que la historia no es una materia estática que sólo se puede aprender si es contada, comprueban que se la puede tratar de una forma crítica, científica e incluso experimental. Al inicio de la actividad sole­mos preguntarles qué importancia tiene para ellos el pasado, y específicamente el tema que vamos a tratar. La respuesta es clara y rotunda: no sirve para nada e incluso intentan convencernos de ello. Con la realiza­ción de los talleres pueden comprender que muchos de los aspectos que para nosotros son cotidianos tienen su origen mucho tiempo atrás, el juego con la empatía nos ayuda mucho en ese sentido y también la rela­ción permanente que establecemos entre nuestro presente y

el de nues­tros antepasados. Nuestro objetivo consiste en facilitar el nacimiento de vínculos entre el presente y el pasado del alumno, y dotarle de datos e instrumentos para que comprenda que el conocimiento del pasado nos puede ser muy útil para entender los grandes problemas del presente.
En relación a los conceptos planteados, cuando se empieza un ta­ller, los alumnos se suelen mostrar expectantes pero no siempre de­muestran interés por el tema propuesto. Es en el planteamiento de la actividad, al explicarles que tendrán protagonismo, que el fruto de su trabajo será lo que el conjunto de la clase aprenderá sobre esa temática y cuando se les enseñan los materiales poco habituales como maquetas, objetos, cuando surge la buena disposición y la actitud positiva ante lo que se les propone.
Los talleres pueden abordar cualquier temática del ámbito de las ciencias sociales. En el caso de la historia permiten trabajar grandes conceptos, complejos e importantes relacionados con períodos histó­ricos a partir de aspectos cotidianos muy específicos. Pongamos un ejem­plo: el concepto de feudalismo engloba otros conceptos que lo definen como vasallo, feudo, impuestos, señor feudal. El taller trata de forma específica estos conceptos a través de la lectura de documentos y de la manipulación de maquetas, como un castillo, una ciudad medieval, un monasterio o la casa de un campesino. El trabajo especifico de cada una de estas maquetas con sus habitaciones y su mobiliario nos ayudará a comprender la forma de vida de sus habitantes, la importancia de la tierra, los vínculos y relaciones sociales, las actividades económicas y la jerarquía de poder, todo ello vinculado con el concepto de feudalismo. Así pues, habremos completado el conocimiento de un gran con­cepto a partir de la aproximación, visualización, manipulación de otros que lo configuran y le dan significado.
Aunque los talleres tratan casi siempre temas curriculares, pensa­mos que es muy importante para dar sentido al tratamiento del pasado, profundizar en aspectos que tengan relación con los problemas de las personas de otros tiempos, que a menudo suelen ser muy parecidos a los que tenemos ahora. En este sentido, priorizamos las injusticias so­ciales, las discriminaciones por cuestión de sexo o de raza, las desigualdades, los abusos de poder, los problemas de los niños o las guerras que son aspectos que interesan a nuestros alumnos ya que a menudo se sienten identificados con ellos.
Los talleres también pueden ser muy útiles para tratar conceptos de geografía. Las maquetas nos permiten tocar el relieve y ver ejem­plos de los accidentes geográficos o de las ocupaciones humanas y con objetos de distinta índole podemos descubrir los recursos que genera un territorio.
En los últimos años hemos asistido a una creciente demanda de talleres de arte, concretamente talleres que tratan la vida y la obra de artistas famosos y reconocidos. La demanda ha venido especialmen­te de maestros y maestras de parvulario y de ciclo inicial de primaria. En este caso los talleres tienen un desarrollo distinto. No se trata de repro­ducir un trabajo de investigación, sino que se proporcionan diversos re­cursos para que los alumnos se familiaricen con la vida del artista y con su obra. A partir de explicaciones teatralizadas o de sombras chinas o personajes de un guiñol se introduce la infancia y la vida del personaje. A continuación a través de puzzles, reproducciones y de objetos se en­tra en contacto con la obra del artista, los colores, los símbolos y la forma de plasmarlos. Finalmente los alumnos reproducen un aspecto o una obra del artista.
En resumen, podemos afirmar que a través de la realización de un taller de ciencias sociales se pueden trabajar numerosos conceptos, probablemente todos los que necesitemos tratar, sin embargo pensamos que el desarrollo del taller no ha de servir prioritaria mente a los objeti­vos de conceptos sino que por su propia definición, el taller sirve a los objetivos de procedimientos (cuadro 3).



Cuadro 3.
1er Bloque: Introducción
· Observación de imágenes.
· Deducción de hechos, conceptos.
· Planteamiento de problemáticas.
· Planteamiento de soluciones.
· Justificación del tipo de trabajo que se va a desarrollar.

2º Bloque: Desarrollo de la actividad de investigación
· Trabajo en grupo.
· Lectura de documentos.
· Búsqueda en el diccionario de los conceptos desconocidos.
· Comprensión de documentos.
· Respuesta a preguntas referentes a los textos.
· Observación de objetos, maquetas...
· Manipulación de objetos, maquetas...
· Análisis de objetos, maquetas.
· Experimentación (creación manual, reproducción de tareas de otro tiempo...).

3er Bloque: Conclusiones
· Obtención de conclusiones.
· Por grupos, exposición de conclusiones al resto de la clase.
· Finalización de un cuaderno de trabajo.












En el cuadro 3 presentamos los procedimientos que se desarrollan normalmente en los talleres de ciencias sociales de Schola. Didactica Activa S.L. Para este artículo, las tres autoras hemos intercambiado da­tos con el resto de equipo de profesionales que realizan los monitorages formado por Oleguer Biete, Griselda Codinach, Anna Triadó, Toni Valdi­via y Oriol Vilanova.
De todas las estrategias de aprendizaje expuestas existen diferen­tes grados de habilidad o dificultad.

En general detectamos dificultad para articular el trabajo en gru­po. Los alumnos no están acostumbrados a ello, tienden a realizar el trabajo de forma individual o bien copiar lo que hacen (dos mejores» del grupo. En este sentido, tanto el monitor como el profesor aclaran la importancia de articular el trabajo entre todos con el objetivo de enriquecer la investigación e intercambiar impresiones.
Otro aspecto en el que detectamos dificultad es la expresión tanto oral como escrita. Los alumnos no están habituados a expresarse en pú­blico y aunque generalmente se reparten el tema y lo hacen entre to­dos, es muy necesaria la intervención continua del monitor y del profesor para obtener unos resultados positivos y ordenados. En rela­ción a la expresión escrita, los alumnos muestran dificultad cuando se trata de redactar las respuestas de las preguntas que presenta el cua­derno de trabajo.
Existe un procedimiento fundamental para el desarrollo del pen­samiento lógico que los alumnos no dominan porque no practican, se trata del análisis de objetos y de materiales. No se enseña a observar, ni se mira pensando, sólo se mira. Tampoco detectamos habilidad y prácti­ca en la descripción, en la inferencia o en la deducción, por lo que a me­nudo en el transcurso del taller nos vemos obligados a explicar a los alumnos como deben hacerlo.

Conclusión.
A pesar de las problemáticas con las que nos encontramos al realizar un taller, estamos seguros de la validez de este tipo de intervenciones. Los alumnos siempre se muestran animados y contentos cuando se empieza el taller. En primer lugar porque supone romper el ritmo cotidiano, pero sobre todo porque aprenden a través de una actividad que se les plan­tea como un juego, dividida en partes, para que sea amena y distraída y con unos materiales que nunca tienen en clase. Lo que más agradecen es el encargo de realizar un trabajo cuyos resultados tienen que ser transmitidos al resto de la clase. Ese sentimiento de responsabilidad es fundamental para motivar el papel del alumnado.
Para el maestro o profesor, el desarrollo de un taller en su clase puede ser muy revelador ya que suele detectar comportamientos distin­tos a los habituales. Los alumnos más problemáticos acostumbran a te­ner una actitud activa y positiva si se les sabe motivar y comprenden que su aportación es tan importante como la del resto de la clase se sienten iguales a los otros y ello les refuerza y les coloca en el lugar que les co­rresponde. Otro fenómeno a destacar es la dificultad de los alumnos que obtienen mejores notas a la hora de compartir el trabajo con el resto del grupo. En estos dos sentidos los talleres integran y cohesionan la clase.
Aunque nuestro equipo no vuelve al aula, sabemos por el profeso­rado que con el taller se aprende. Los alumnos siempre se llevan un buen recuerdo de la realización del taller, es una experiencia que no olvidan durante muchos años porque resulta motivadora y excitante y además constituye un granito de arena efectivo y afectivo que refuerza los vínculos y el respeto entre ellos y su pasado.

Isabel Boj i Cullell, Núria Castellano i Solé y Eva Poblador Relancio. Equipo di­rectivo de Schola Didactica Activa, S.L.
scholactiva@scholactiva.com
www.escolactiva.com

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